¿Será este Ayuntamiento? Con el anterior del Pepé no fue posible, el de la señora Soledad Becerril, la primera alcaldesa (ni por sensibilidad femenina), y tampoco fueron realidades durante el mandato de los socialistas Del Valle y Monteseirín (ocho añitos cada uno en el sillón de la Casa Grande); ni fue capaz el sultán Rojas Marcos, segundo andalucista tras Luis Uruñuela; pues tampoco la idea de patria regional nos sirvió acá del puente... Y es que los alcaldes de Sevilla, sean del partido que sean, pasan poco a la otra orilla de su ciudad; lo hacen, para que no los olvidemos, el día grande de la Velá pero luego si te vi no me acuerdo.
Así que ¿será este Ayuntamiento el que se tome en serio, sin rodeos ni falsas promesas con fotos en la prensa, los grandes problemas del barrio? Estamos hablando de Triana con lo que ha aportado y aporta a Sevilla y que es todo un símbolo fuera de nuestras fronteras... A tal grado de incredulidad nos han situado que de tres graves cuestiones que citaré me conformo con que, al menos una, se solucione en estos cuatro años que tenemos por delante. Pero, claro, si no se hizo nada cuando había dinero mal lo tenemos con la excusa de las telarañas en las arcas municipales. Aún así, hombre, por lo menos que se recuerde al señor Zoido como el alcalde que saldó una, ¡sólo una!, de las varias y muy serias cuentas pendientes con Triana.
¿Y cuáles son esas tres cuestiones graves que afectan malamente a la fama, la faz y el futuro de lugar tan pregonado? Pues, existiendo algunas más, las vamos a concretar en interrogaciones directas a la atención del edil principal:
Una: ¿Hasta cuando va a permanecer en el mismo corazón del barrio la herida sangrante del solar del cuartel de los civiles con lo que se podría hacer ahí?
Otra: ¿Por qué el mejor edificio por calidad y situación, me refiero al de la antigua Casa de Socorro, no sirve a las necesidades del lugar donde se ubica? Un museo taurino-flamenco sería un hito en esa Triana -destino turístico- que nunca se toma verdaderamente en serio.
Y Otra: ¿Hasta cuándo hemos de esperar para disfrutar, como tantos barrios de la ciudad sin apenas historia, de un lugar donde se pueda manifestar la cultura y el arte que hizo a este lugar universal?
He ahí el dilema; tres dilemas, tres, que esperan con más paciencia que todos los Jobs del mundo unidos y que tienen una clara explicación: el desinterés de los que han mandado en treinta años de urnas unido a la desidia, el mirar para otro lado, de la mayoría de los trianeros de raíz que aún quedan, y -además- el “a mi qué...” de también la inmensa mayoría de los que, pudiendo comprar un piso en Triana, llegaron de lugares lejanos; esos a los que les molestan las campanas de nuestra Real Iglesia y las del reloj del Altozano; a los que les fastidia su santo descanso la fiesta que se organiza en la calle Pureza tras la recogida de la comitiva del Corpus y los ruídos de la centenaria Velá de Santa Ana. Es lo que hicieron con Triana cuando el derribo de los corrales y la expulsión de sus vecinos. Qué mala suerte hemos tenido con los mandantes. Qué lejos de ellos hemos estado siempre.
Nada, señor Zoido, que esperamos de usted que rompa esta desastrosa tendencia y sea capaz, cuando venga a vernos, de mirar más allá de las fachadas y los rostros de la gente y ver el fondo de los graves y sempiternos problemas, vitales como ha podido ver, y que su delegado, del que ya no esperamos sea aquel que soñábamos capaz de pelearse con usted por los intereses del barrio, le dé la importancia que tiene el ser responsable de lo bueno y lo malo que aquí ocurra. Pero, claro, el hecho de su nombramiento de portavoz de usted y los suyos nos lo ha frustrado como el paladín que necesitamos y que tanto echamos de menos desde hace veinte años. Usted dirá que el director y el subdirector del distrito están para algo. Pues sí, pero no creemos que estén para hacer el trabajo del delegado, si fuera así sobra el cargo. ¿O no?
Sólo de usted dependen cuestiones tan importantes, y a usted confiamos la solución de uno sólo de los asuntos planteados. Con eso nos conformamos, ya ve lo escaso que andamos de esperanzas...
Ángel Vela Nieto